La Fundación Ecoagroturismo-ECOTUR es una entidad sin ánimo de lucro que nació en 2005 después de largos años de colaboración entre asociaciones y entidades relacionadas con el turismo rural, la etnografía y el medio ambiente. Con el fin de impulsar el desarrollo de un turismo sostenible y responsable en el medio rural, ECOTUR ha priorizado sus líneas estratégicas relacionadas con la certificación (a través de Ecolabel Ceres Ecotur), la formación y la comercialización (con EcoAgroTours, la primera agencia de viajes especializada en ecoagroturismo en España).
Ecolabel Ceres Ecotur es una certificación para iniciativas de agroturismo y ecoturismo a partir del sistema europeo de calidad ecológica ECEAT, con tres líneas: alojamientos sostenibles, actividades en la naturaleza y ecogastronomía.
EcoAgroTours es la primera agencia española de ecoagroturismo, cuyo objetivo es comercializar productos acordes con los principios del turismo sostenible.
Colabora con el Club Ecoturismo en España en Aragón y Asturias y tiene su sede en Charo, un pueblo de montaña de Huesca con menos de 30 habitantes.
El año 2020 era el horizonte de un plan de turismo que, frente a la crisis climática, quería reformular el modelo turístico vigente (*). Un tornado de prioridades equivocadas, junto a la falta de posicionamiento institucional y empresarial, el aprovechamiento masivo de los recursos naturales y culturales y la precariedad laboral provocaron que durante la última década previa a la pandemia, que lo paró todo, este sector avanzase en contra de su necesaria adaptación a las circunstancias medioambientales.
Una pandemia que está cambiando, esperemos que de forma responsable y duradera, nuestra valoración de los destinos rurales y de naturaleza, y que pone de manifiesto la necesidad de alternativas de proximidad, combinando cultura local y recursos naturales con la incorporación de las nuevas tecnologías.
Se abren por lo tanto oportunidades novedosas para la puesta en valor de una ruralidad y una naturaleza más profunda e intangible, pero también importantes retos para la gobernanza y la conservación de nuestros destinos ante serios riesgos de masificación.
Por consiguiente, es necesario reflexionar sobre el crecimiento del ecoturismo e incidir sobre su carácter como práctica turística ambientalmente responsable, que consiste en viajar o visitar áreas naturales, protegidas o no, con el fin de disfrutar, apreciar y observar los atractivos naturales y cualquier manifestación cultural del presente y del pasado, a través de un proceso compatible con la conservación. Todo ello propiciando la participación activa de las poblaciones locales y favoreciendo un modelo de desarrollo sostenible del entorno.
Al mismo tiempo, la paulatina desvinculación del turismo del propio medio rural y su escasa contribución al objetivo de reducir su despoblamiento señala la necesidad de promover el agroturismo. Este modelo de turismo sostenible configura una estrategia que posibilita mejorar la calidad del territorio a partir de la articulación de emprendimientos singulares y de productos turísticos asociados a ellos, que permiten destacar la importancia del patrimonio natural, cultural y etnográfico.
Es preciso un agroturismo que reciba al viajero en las propias fincas, incluso sin la necesidad directa de contar con alojamiento, o en pequeñas unidades productivas en activo, para mostrarle su actividad cotidiana y hacerle partícipe de las experiencias del mundo rural. El viajero se integra en un contexto que debe funcionar con o sin él, en ningún caso creado para él. Todo ello implicando a población local, campesinos y actores rurales concienciados de la necesidad de mejora socioeconómica del entorno, para propiciar la diversificación de rentas agrarias a través de un modelo de turismo sostenible en el medio rural.
Puede incluir actividades de carácter gastronómico, basadas en variedades locales que favorezcan la biodiversidad y la soberanía alimentaria. La vertiente más cultural puede llevar a adentrarse en la historia del territorio rural donde se desarrolla y a descubrir los porqués de determinados cultivos y procesos sociales ligados a ellos.
Es necesario un cambio de rumbo en los escenarios turísticos rurales y de naturaleza. La pospandemia nos exige apuntalar, en definitiva, el ecoagroturismo, una simbiosis entre los conceptos de agroturismo y ecoturismo, para un aprovechamiento compatible con la conservación de los valores identitarios y una vida más saludable y sostenible. Una estrategia que incorpore las nuevas tecnologías, pero cuyas líneas maestras sean la multifuncionalidad y la identidad local; acorde con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y la visión a largo plazo para las zonas rurales de la UE; y que permita un medio rural vivo, desde una perspectiva ética y justa con las poblaciones locales, para seguir disfrutando de la naturaleza.