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Jornadas de Ecoagroturismo 2023

Después de 20 años del proyecto CERES-Ecotur, una certificación ecológica que busca unificar alojamientos, empresas de actividades e iniciativas gastronómicas bajo el paraguas y criterios ECEAT (European Centre for Ecological and Agricultural Tourism), Severino García de la Fundación Ecoagroturismo resalta algunas características comunes de los destinos certificados de la Red, unos proyectos rurales que no son sólo empresa, sino también modo de vida y compromiso con el territorio. De ahí, la aparición de algunos ecomuseos dentro de la Red Ecotur, unos escenarios fundamentales para la puesta en valor de los recursos naturales y la preservación de prácticas y tradiciones locales, que no dejan de ser la consecuencia lógica de su activismo en pro de la defensa del patrimonio cultural y natural del territorio donde actúan.

Ilustración de @dibu2pia Blanca Tulleuda, Relatora Visual Graphic 

Dentro de la mesa redonda nos han hablado de propuestas que relacionan la actividad agrícola/ganadera del día a día con el turismo. Por ejemplo, hemos podido conocer que La Cañabla (en Broto) enseña el funcionamiento de su granja contando la vida del ganadero, de sus labores y valores, a través de actividades como mostrando la función del perro pastor en el ganado, ordeñar las cabras o la elaboración de queso…, actividades principalmente orientadas a un público familiar. Su canal de comercialización ha sido hasta ahora muy sencillo: el boca a oreja, una pizarra-publicidad colocada en el camino de acceso a un visitado punto turístico de Broto, las opiniones de Tripadvisor que empezó un cliente y Google Maps. Quizás quede todavía organizar unos horarios más estables para conciliar mejor la vida laboral con la familiar.

Hemos podido comprobar que diversificar puede ser una buena estrategia. Por ejemplo, Bioingravida (Boltaña), de origen ganadero, ha apostado por el cultivo de manzanas de especies locales en ecológico y la elaboración de zumo, dónde prácticamente todo el consumidor es local. En Sobrarbe existe una conciencia pro producto local y esto se nota, desde el comedor escolar ecológico de Ainsa hasta los comercios.

Otro ejemplo es el Restaurante – Merendero de los hermanos Garcés (San Vicente de Labuerda). Ellos vieron que el mercado y el sistema les obligaba a crecer sus instalaciones y producciones ganaderas, pero no creían en ese modelo de crecimiento. Decidieron aprovechar el negocio familiar de restauración, le dieron una vuelta y ahora todo lo que producen es para el restaurante. Su objetivo es llegar a ser un restaurante autosuficiente, incluso aquello que no tiene salida en el restaurante se le da un uso. Otro objetivo a largo plazo es la venta directa pero aún les queda lejos. El modelo a seguir sería parecido al Casa Fes, familia ganadera en ecológico, con restaurante y tienda.

El bar de tapas vegetariano La Tarara (Guaso) nos demuestra que trabajar casi exclusivamente con producto local tiene sus peculiaridades: conocer el origen del producto y mantener una buena relación con el productor, no tener menús ni carta, solo bajo reserva, preparar propuestas según el producto disponible de temporada, dedicarle un tiempo a comunicar a sus clientes lo que están comiendo, dar empleo de calidad en un pueblo de menos de 100 habitantes, organizar actividades culturales, defensa de la mujer…. Se consideran “activistas de cuchara y tenedor” poniendo el sabor de Sobrarbe en sus tapas.

Nos encontramos en un territorio rural con un gran patrimonio cultural y natural, con un carácter marcado por las tradiciones, la ganadería y la agricultura, y que a la par ha sabido vivir del turismo, siendo Sobrarbe una de las comarcas más turísticas de todo Aragón y sin pistas de esquí. Es más, existe una fuerte conciencia de lo local donde el sector primario todavía forma parte.

Sobrarbe tiene la suerte de que una parte de la producción local se vende en el territorio gracias al turismo, por lo que no es necesario realizar estrategias arriesgadas de distribución. Dispone de ferias locales como escaparate que ayudan a promocionar los productos agroalimentarios entre la población y los turistas, además de un sello de calidad (del Geoparque) que agrupa y visibiliza a los productores agroalimentarios y artesanos.

Es en este contexto donde Sobrarbe tiene una oportunidad de no perder su esencia y dar a conocer su identidad e idiosincrasia al turista (o la oportunidad la tiene el turista, depende de cómo se mire) siendo él mismo partícipe en primera persona.  Una de las opciones posibles para conseguirlo es, sin duda, a través de los productores agroalimentarios, la gastronomía local y las casas de turismo rural. El reto seguramente está en que nuestros turistas, junto con la ayuda de todos los agentes, lo descubran adaptándose al territorio y no al revés.

El precio de las actividades en el agroturismo es un tema que se debe abordar, porque no solemos dar el valor que requiere invertir tiempo en enseñar a los turistas nuestra casa y modo de vida.  Es necesario fijar un precio adecuado para que haga de filtro y solo reserven esas personas interesadas en conocer la vida rural, y no solo para ocupar un hueco entre sus vacaciones.  El turista interesado suele preocuparse y adaptarse a los propietarios sin muchos problemas. 

Se ha puesto sobre la mesa que algunos ganaderos ven complicado que sus hijos quieran seguir sus pasos, pero les parece interesante para ellos que su actividad ganadera/agrícola se pueda conjugar con el turismo y organizar visitas o talleres en las fincas. Detectan entre sus clientes una falta de conexión con la realidad entre lo que compran y comen frente a cómo se producen estos alimentos y eso les motiva para seguir educando.

Hay productores agroalimentarios que les gustaría enseñar sus actividades, pero no encuentran el tiempo. Se plantea la opción de externalizar ese servicio a través de guías locales sensibles a estas temáticas, como Pyrene365, así como la promoción a través de la agencia de viajes Ecoagrotours, con sede en La Fueva. 

La Fundación Ecoagroturismo, a través de la agencia de viajes Ecoagrotours (Empresa colaboradora del Geoparque con sede en el Valle de La Fueva) puede ser ese puente entre el turista, la casa rural, la gastronomía local y los productores agroalimentarios; sin otro fin que ser una herramienta más para la difusión de valores rurales a través de las experiencias que se planteen desde el sector.